Hace unos días nuestro profesor nos mandó a hacer un test que a través de unas preguntas te decía como de adicta estabas a estas nuevas tecnologías. En mi caso mi porcentaje fue de 30%, lo que en mi opinión es relativamente poco.
Sin embargo, muchas de las preguntas me han hecho plantearme si no nos hemos vuelto dependientes. Es decir, ahora no es raro que un niño de ocho años tenga un móvil propio, cuando en el paso a los trece años todavía era muy pronto. Entonces, si la sociedad la sociedad está de acuerdo con que estos jóvenes empiecen tan rápido una vida pegada a internet, ¿cómo podemos luego quejarnos de que no lo usan con cabeza? Obviamente que no, son niños que no conocen los peligros que hay en las redes, pero nosotros, que somos los adultos, ¿no deberíamos enseñárselos?
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